La avenida húmeda de rocío recibió sus pasos.
Ella caminó sin prisa, trastabillando algo quizá.
No quiso amanecer en esa almohada ajena, impregnada de sudores inútiles
Encendió un cigarrillo para borrar de su boca
de su lengua, excomulgar de su interior
el sabor de un amor rancio.
Esa no era su noche.
21/7/07
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