15/6/11

Agítese y vuelva a servir

La lectura es un don que no se queda sólo en eso: si se agita una y otra vez y se usa con frecuencia, tarde o temprano se alcanza ese placer tanto más sofisticado y exquisito que la lectura. Me refiero a la relectura. De algún modo, la primera lectura (misterio, incertidumbre, sorpresa) nos escoge a nosotros. Pero somos nosotros quienes escogemos lo que vamos a releer. Y, de acuerdo, ya no hay novedad. Sabemos cómo empieza y termina; aunque en ocasiones, cada vez más seguido, descubramos que no recordamos nada del cuerpo de la trama y que nos hemos quedado, apenas, con un perfume inolvidable. Pero el placer de volver allí es el mismo del retornar al sitio de unas vacaciones inolvidables.
Rodrigo Fresán