11/12/07

recuerdos vagos

Tengo vagos recuerdos del departamento de la calle Guisé.
La primera vez que su ascensor antiguo, enrejado, de madera y hierro me izó desde la planta baja hasta el tercero fue en su compañía, bajo su guía.
Los pasillos cerámicos blancos y negros recibieron mis pasos varias tardes, y enmudecieron cuando me alejé, varias madrugadas.
Nos habíamos cruzado la mirada varias veces en la oficina, nos habíamos atisbado con conversaciones cortas lo suficiente para tratar de estirar un día cualquiera el día laboral, y encontrarnos cuando el cielo ya se vistiera de noche.
Cuando llegamos caminando al parque de Palermo, un banco solitario apenas iluminado por un único farol (que jamás volví a encontrar), nos acunó por horas.
Aunque tengo vagos recuerdos del departamento de Guisé, aquella noche llegamos tarde, sin haber cenado afuera ni habernos detenido dentro del jolgorio de cualquier bar, para no tener más testigos, más intrusos que aquel farol solitario y aquel banco.
El piso de madera, la modesta simetría de los muebles, el calor de un febrero que entraba por todas las ventanas, la ansiedad contenida por el siguiente paso, el temblor de los movimientos, todo anunciaba una noche sin mayores fuegos artificiales que dos personas deseando conocerse durante toda la madrugada.
Su risa era ruidosa, imposible de atemperar de tan ancha y limpia. Y me la regaló en varios momentos, en compartidas confesiones, en incontables coincidencias.
La cena fue sin apuros, liviana y carente de agregados que pudieran entorpecer el natural devenir de los minutos. Nada tenía premura, nada estaba estipulado. Nada debía suceder más allá del preciso momento en que estaba sucediendo.
El aire bostezaba su aliento cálido ante nuestra conversación a media voz.
Recuerdo su mirada sonriente (porque los ojos a veces tienen miradas sonrientes) en el momento que, sin más naturalidad que la requerida para terminar de levantar los platos y cubiertos del mantel, hincó sus dientes en mi cuello sin pasión.
Con furia contenida.
Con delicada presión.
Con certera imprudencia.
-No me mires sorprendido porque no te voy a pedir disculpas- aclaró alegre e irreverente, movida más por sus entrañas que por su hemisferio izquierdo.
El balcón estaba coronado por las ramas de un árbol gigante de la vereda, que me asomé a respirar en su fresco goteo de las luces de la calle.
A mi espalda, terminó de lavar los platos en la cocina y apagó las luces.
Todas.
Quedando sólo iluminados por el reflejo azul metálico que se entrometía por las ramas del árbol.

Aunque los vagos recuerdos que tengo del departamento de Guisé no incluyan específicamente su dormitorio, sí puedo tener presentes las sábanas.
Blancas.
Alborotadas.

Y su pollera cayendo en lento vuelo, para quedar aburrida sobre el piso de madera.

15 comentarios:

Z E N dijo...

Ahh precioso relato, me encanto la actitud de ella cuando muerde su cuello, que buena acción. Y me encantó la pollera sobre el piso finalmente. Me hizo acordar una canción de Zitarroza, pero en aquella, la pollera quedaba plegada sobre una silla.
Un abrazo grande.

Rochies dijo...

Que raro Cirus reparando mas en el arbol que en la luna ...
Zen! la pollera cuando se armo la partuza se quedo afuera que dice zen!?!? a mi me hubiera gustado que pobrecita participase ...
Golvio!??! o este es virtual?!?

LUGAR ANARQUICO dijo...

WW POSTEA HASTA EL INFINITO

Polakia dijo...

Para mi los recuerdos vagos, son realmente vagos, pero los de Ud. desbordan de detalles Cx!!!

... y coincido con Rochies, yo la hubiera hecho participar ... aunque sea un ratito.

Besos

Florecita dijo...

Hermoso relato Cirus! A usté le pasa que también se pierden detalles del panorama eh???? a mi se me perdió una escalera en una canción! juro que estaba ahí!!!!!!!

RMS dijo...

¿Cómo nos hacen vibrar esos vagos recuerdos, verdad?. A veces existimos en ellos y ellos en nosotros.
Intenso el relato... con mensaje... para los que te leen.
Un abrazo amigo.

No more to say than this.. dijo...

Después desaparecerá el piso, se hará borroso, y luego el banco, y luego el árbol, hasta recordar vagamente las sábanas revueltas, el olor.

Cirulaxio dijo...

Sr Zen: Las actitudes un poco bestiarias de nosotros, cuando olvidamos la lógica y saltemaos la inicial reticencia a actuar, suelen tener ese encanto, como la de ella.
Zitarroza tiene cosas dignas de recordar, en ambas orillas, que viene siendo la misma tierra con un tajo en medio.
Un abrazo.

Rosh: el árbol no dejaba ver la luna, por eso reparé en él.
La pollera ya había hecho su papel en la escena, y ahora le tocaba actuar al interior..

Lugar: WW... la idea de un posteo hasta el infinito es interesante, lo visité y volveré.

Pol!: a veces los recuerdos vagos tienen momentos de lucidez asombrosa, pero sólo recuerdo lo detallado, lo demás es difuso.
La pollera estuvo en todas la preliminares, pero ya era hora de que se aburriera.

Flor: siempre se me pierden detalles, porque reparo en otros que me llaman más la atención, pero olvidarse de una escalera...!?
Ud se quedó abajo o arriba luego?

Rammses: En algunas situaciones solo queda un vago recuerdo, como un pedazo de espejo roto en el que anteriormente se reflejaron montones de hechos, y con sólo ese pedazo ya se dispara la memoria para rearmar aquellas situaciones.
En todo relato hay mensajes, a veces tornasolados, otras veces más claros.
U oscuros.
Gracias! Un abrazo.

Cirulaxio dijo...

Noumor: Yo tengo memoria olfativa, ese aroma y la textura de las sábanas son lo más firme del recuerdo.Lo demás se desencadena a partir de ese retazo de recuerdo. Y otras cosas que no viene al caso relatar...

Polakia dijo...

Cx. es verdad, yo tengo pésima memoria, pero hay detalles, aromas, música, que me transportan como si volviera a estar ahí, pero sin entorno ... solo eso que mi mente seleccionó para recordar.

Besos

MARIANA dijo...

La pollera quedó aburrida, pero seguro que entre los dos hubo fuegos artificiales.
Hermoso...tan vivencial, qué importa un piso de madera, un cuarto de pensión, una pared vieja y descascarada cuanto nos une el deseo.

MARIANA dijo...

La pollera quedó aburrida, pero seguro que entre los dos hubo fuegos artificiales.
Hermoso...tan vivencial. Qué importa un piso de madera, un cuarto de pensión, una pared vieja y descascarada cuando nos une el deseo.

No more to say than this.. dijo...

Pero por supuesto que vienen al caso! yo quiero! relate! porfa?

Cirulaxio dijo...

Pol: Selectiva, creo que le dicen memoria selectiva.
yo a veces reparo en detalles ajenos al momento o al hecho. Un árbol, el dibujo de un mantel, aromas mil..

Casandra: un gusto verla por acá arriba. Sip, fuegos artificiales hubo, de varios colores...
A mí me quedan los recuerdos, sin pretender consignar alguna especificación en particular. Si es una pared descascarada, que sea descascarada pero el conjunto me queda en la memoria. Obvio, el deseo como movilizador de todo lo demás.
Gracias.

Noumor: Ud quiere la parte jugosa? el encuentro en si? la intimidad?
Será parte de otro relato, porque sino provocaría relativizar el entorno, y el entorno era la intensión de este post.
Pero no se desilusione, habrá intimidades en el futuro.

Rochies dijo...

VAGOS Y ANTIGUOS ...